Tema del Mes > Diciembre 2005


El Significado del Dinero y la Psique
Parte # 3
Por Daniel de Laborde (*)
Rev. 20/12/05


El Dinero y la Pareja

El tema del dinero no solo es tabú sino que a nivel de pareja tiene la característica de polarizar opiniones y sentimientos. En efecto, en nuestra sociedad, ¿cómo introducir el tema económico sin correr el riesgo de afectar la " incondicionalidad máxima del amor", "la fusión de dos en uno" o las relaciones afectivas que tanto nos importan? En la práctica, se prefiere no hablar del tema mas allá de lo cotidiano. El dinero ofrece muchas ventajas, puede generar sinergias al sumarse los recursos de la pareja -históricamente una consideración de peso en los matrimonios-, y así ampliar las posibilidades comunes e individuales. Sin embargo, el dinero es motivo de divisiones en muchos casos también.

Clara Coria, psicóloga argentina, retoma en sus libros (1 - 2) el tema del "sexo" del dinero y su impacto en la pareja, delimitado, como este artículo, a nuestro entorno judeo-cristiano. Aunque no difiere en el sesgo patriarcal comentado anteriormente (3), retoma en cambio muchos de sus aspectos en la vida cotidiana. El dinero suele ser comúnmente una atribución del hombre (por lo menos en lo que se refiere a decisiones de cuantía) y el papel de la mujer, de sujetarse a este modelo patriarcal. Para cada uno, existen costos y beneficios. Hay, evidentemente, numerosas excepciones a este modelo típico -entre ellas el caso de la mujer independiente o proveedora, explorado más adelante- pero Coria logra comunicar cómo sigue prevaleciendo hoy en día la falta de autonomía y una sujeción al modelo colectivo patriarcal aún en casos de independencia económica de la mujer.

Sirve recalcar aquí, que la independencia económica no es garantía de autonomía pero sí es una condición para lograrla. La independencia se refiere a la disponibilidad de recursos (v.gr. mediante un trabajo retribuido) pero la autonomía solo se da cuando hombres y mujeres pueden usar esos recursos con criterio propio, eligiendo entre diversas alternativas y evaluando libremente su impacto en el entorno y personas involucradas.

C.G. Jung menciona como el tema del dinero es un componente importante en la primera etapa de la vida, aquella que se dedica principalmente a cuestiones biológicas y sociales como "procrear, proteger su descendencia y adquirir una posición social", mientras que en la segunda parte de la vida, lo cultural y espiritual toman precedente (4). L. Yablonsky (5) menciona cómo las tensiones en la pareja respecto al dinero, en la década correspondiente a los 40 años, culminan frecuentemente en pleitos y discusiones, para aminorarse en los siguientes diez años. La primera etapa de vida coincide con la construcción del ego. El poder y el control de la pareja (mediante el dinero particularmente) son frecuentemente usados por el hombre en esta construcción y pueden resultar en reacciones de rechazo, dependencia y sumisión.

Una hipótesis de la evolución de la relación de pareja en una sociedad patriarcal, es que el "hombre-héroe" construye en un inicio su poder en el mundo y sobre su pareja. La mujer joven y vulnerable, busca protección en el hombre y proyecta su desarrollo personal a través de él. Al pasar los años, se desvanecen las proyecciones, la mujer se enfrenta a una realidad donde su hombre puede ya no ser un "héroe" y empieza ella a ganar fuerza e independencia al trabajar, construyendo asimismo su individualidad. El hombre pierde entonces su poder relativo, se siente agredido en su masculinidad y empiezan las luchas de poder antes mencionadas.

Sin embargo, el poder no es necesariamente ejercido de manera notoria y la dependencia y sumisión son forzosamente visibles. El poder puede darse mediante mecanismos más sutiles como la monopolización de la información respecto a fuentes de ingreso, capital o ahorro de la pareja. También se ejerce a través del "método del goteo" (es decir entregando dinero a cuenta-gotas y exigiendo cuentas del gasto doméstico) o mediante el control de los egresos con una tarjeta de crédito "subsidiaria o adicional" (siendo ésta un semblante de autonomía y libertad). Otra forma aún más sutil es la de delegar completamente la responsabilidad económica o de gestión a su pareja, con la amenaza encubierta de "te encargas de todo y las consecuencias son asunto tuyo".

De cualquier manera, se repite una condición de desigualdad y de dependencia que recuerda el patrón del niño ante el adulto. No se fomenta un ambiente de experiencia compartida que lleve al desarrollo de la pareja. No se comparte realmente y se da "como favor", con la carga que implica. Los hombres (**) se atribuyen el poder del dinero (sin darse cuenta, frecuentemente, que quedan atrapados en un papel de proveedor o de administrador, aunque éstos no sean satisfactorios para ellos y puedan generar resentimientos). Se desvirtuó el patrón original de los roles biológicos (protección y alimentación del hombre a cambio de cuidado de la descendencia y del hogar por la mujer), para convertirse en el patrón del poder a través de la fuerza física y del dinero.

A su vez, reflejando este cambio de patrones, las mujeres pueden instalarse en la aceptación de la dependencia, perdiendo su esencia y gozando de la comodidad que deriva de ser protegidas. Se puede también hacer el paralelo entre esta actitud y la de "sacar ventajas" de una enfermedad o una condición física (i.e. aprovechando los beneficios o atenciones derivados de la misma).

El modelo social refuerza la conducta pasiva de la mujer, lo que lleva frecuentemente a la disyuntiva en la pareja de "entregarse ciegamente al amor incondicional, resignando los intereses personales o bien legitimar éstos últimos a expensas de la pérdida del amor". Frecuentemente, si la mujer aporta recursos por su trabajo, éstos tienden a ser desvalorados y de hecho, se observa cómo el sistema laboral actual avala este comportamiento, al ofrecer a mujeres remuneraciones inferiores en trabajos semejantes a los de los hombres.

Este modelo patriarcal/autoritario resulta en la lenta acumulación de resentimientos para el dependiente, dejando a un lado expectativas y deseos incumplidos. Coria relata cómo en una pareja fueron emergiendo unas pesadas "facturas pendientes", calladas durante muchos años de matrimonio. Los cónyuges, en este caso, tenían 80 y 83. Es un proceso lento y no necesariamente consciente.

Otro efecto común de la desigualdad y de la dependencia, es el esconder (o robar) el dinero en la pareja. Un ejemplo, es el "knipale" judío al que se refiere el "atadito" de la mujer y que fue motivo hace unos años en México de la sonada campaña publicitaria del "guardadito Bital" (un renombrado banco mexicano). Esta costumbre, supuestamente ignorada por los maridos, resulta en perpetuar la situación actual y prevenir la autonomía económica de las mujeres: los maridos lo saben y se hacen de la vista gorda, alimentando un aspecto sombrío del dinero (***). Se establece un silencio víctima y un silencio cómplice que pueden encubrir muchas estafas y un aprovechamiento mutuo. Entre ellos, puede percibirse una connotación de "coima" por parte del marido para comprar el silencio de su mujer ante otros abusos o a fin de "disculparse" de ciertas conductas. Existe aquí una motivación semejante a la de los regalos "disproporcionados" o sin motivo particular.

¿Cómo corregir la actitud, costumbres y percepciones frente al dinero que tanto afectan las relaciones de pareja? Varios psicólogos concuerdan en que el desequilibrio puede aliviarse al analizar los aspectos inconscientes y los roles de cada uno en la "sociedad" que constituye la pareja, pero sobretodo, al hacer explícitos y acordar claramente los términos del intercambio y de las aportaciones a esta sociedad, teniendo en cuenta que son acuerdos dinámicos en el tiempo y necesitan refrendarse periódicamente.

Analizar en la pareja actitudes o sentimientos frente al dinero puede ser mediante algunas preguntas como lo son:

¿Cuáles son los beneficios y desventajas de la situación en la que estamos?. Por ejemplo, ¿en qué conviene estar viajando o encerrado en una oficina "sufriendo" para ganar un sueldo o en qué conviene dedicarse de tiempo completo a la casa y a los niños? ¿Qué es lo que asimismo se está evitando y cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar por esa conveniencia?

¿Qué tanto aporta cada uno, en términos monetarios, en tiempo, en disponibilidad, en servicios o atenciones? -y aquí, por la fuerza de este vínculo, es importante analizar cuáles son los lazos entre dinero y sexualidad-. Se desvirtúa la sexualidad cuando es usada como instrumento de poder. En términos burdos, un ejemplo es el del hombre que usa el dinero a cambio de sexo o el de la mujer, sin independencia económica, que seduce para obtenerlo.

¿Qué tanto se participa -y a qué nivel- en las decisiones económicas familiares, ya sean la elaboración de un presupuesto, un gasto menor o una inversión importante? ¿Hay una distinción en la pareja entre lo relacionado al "dinero grande" y lo relacionado al "dinero chico"?.

¿Cuáles son esos contratos tácitos que existen para otorgarse una prerrogativa y así mantener una situación de poder y dependencia o su contraparte, la de renunciar a la independencia y autonomía?. Puede ser sencillamente al decir y aceptar sin mayor consideración un: "yo sé de estas cosas", "yo me encargo", "no te metas" o "para que te preocupas"?.

¿Hasta donde existe una autonomía real en términos financieros? Por ejemplo ¿qué se gasta sin consultar al otro? o ¿qué parte de los ingresos de la pareja puede destinar cada uno a sus compras, proyectos o intereses personales?.

Las costumbres se instalan silenciosamente y es común que éstas preguntas no sean formuladas de manera explícita. El modelo patriarcal funciona aparentemente en muchos casos pero también puede resultar en situaciones desagradables, abusos o resentimientos. En realidad, no hay un camino único recomendable para resolver este dilema. Se requiere desmenuzar los procesos anteriores, apegándose a principios como lo son la independencia, la autonomía y el respeto a los intereses personales, siendo éstos muy seguido allanados en pos de una fusión de "intereses comunes", en la que frecuentemente sale afectado uno de los dos.

Más allá de analizar las preguntas y aspectos anteriores para esclarecer el tema del dinero en la pareja, se considera de suma importancia la negociación hablada y aclarada entre los dos. Se requiere analizar y valorar cuáles son los términos del intercambio en la sociedad de pareja. La valoración es estrictamente subjetiva (v.gr. ¿cuánto "vale" cuidar a los niños o ser el proveedor económico de la pareja?). En términos económicos, se puede decir que es sumamente elástica. Lo que uno esta dispuesto a hacer, a lo mejor el otro no lo haría. La "retribución" por un servicio puede ser insignificante o sumamente onerosa, pero lo importante es que las "aportaciones" a la sociedad sean habladas abiertamente, que se llegue a un acuerdo consciente y, mas aún, que esos términos sean sentidos y vividos como igualitarios, el "trueque" sin condiciones o "facturas pendientes", entregando las aportaciones voluntariamente para los intereses comunes. Esta negociación es dinámica y requiere ser actualizada por la evolución de los intereses personales o, sencillamente, del costo de la vida.

Los comentarios anteriores pueden ser percibidos como sesgados y provenientes de un entorno estrictamente patriarcal. Nuestra sociedad ha mostrado en las últimas décadas movimientos importantes en cuanto al cambio del papel de la mujer. Nos encontramos ahora con la figura de la mujer independiente económicamente o proveedora, ya sea por su fortuna o, mas frecuentemente hoy en día, por el producto de su trabajo. Esta situación amerita un análisis particular. Se pueden validar en este caso muchas de las consideraciones anteriores como aquellas relacionadas al poder, control o resentimientos acumulados. Sin embargo, se complica la relación de pareja por el entorno social y los patrones colectivos que prevalecen. Frecuentemente, la mujer cumula sus responsabilidades profesionales sin poder reducir las domésticas. La mujer proveedora puede sentirse culpable de gozar su liquidez o fortuna, ser agresiva con el hombre, renuente en "soltar dinero" por miedo a ser usada y desvalorar a su pareja. El hombre, puede caer en una situación de vergüenza, de sentirse incapaz o inadecuado. Es delicada su situación ante otros hombres si corre el peligro de perder su posición de poder o control y depender, a ojos de todos, de las aportaciones de su esposa.

Jung, por ejemplo, ya en 1911, mencionaba esa situación incómoda al contestarle a Freud (6) cómo era importante para él "demostrarse que es capaz de hacer dinero y librarse de la idea de no ser "viable" como individuo" (Freud habiéndole recalcado la suerte que tenía de estar casado con una mujer adinerada y que podía evitarle esa labor).

El trabajo psíquico requerido en estas parejas cuya mujer es independiente o proveedora, es semejante en dificultad al de otras parejas pero con el agravante de tener, tanto la mujer como el hombre, que sostenerse ante estereotipos contrarios y prejuicios de la sociedad.

El tema del dinero en la pareja es una preocupación contemporánea importante y que no parece recibir aún la atención que corresponde a las energías y sentimientos que desencadena.

En los próximos artículos se tratará de abordarlo nuevamente ampliando el tema de las herencias, los ciclos de vida y finalmente, repasando algunas propuestas para una relación psíquicamente enriquecedora con el dinero.

(Continuará)


(*) Daniel de Laborde es asesor financiero independiente en México desde 1985. Es co-fundador de Yturbe, Laborde y Asociados, S.C., despacho especializado en atender las necesidades de individuos en el manejo de su patrimonio financiero.

(**) Con ciertas salvedades, se puede concebir una inversión de género en estos conceptos, sin embargo, éste es el patrón más común en nuestra sociedad. El caso de la mujer proveedora se explora mas adelante.

(***) El "guardadito" puede ser por parte del hombre, escondiendo a su pareja , por ejemplo, alguna utilidad particular o el producto de horas extra en su trabajo.

(****) Fuera del contexto de este artículo, convendría analizar qué tanto ha influido en el tema del dinero en la pareja el referirse en el matrimonio a una "sociedad" conyugal regida por un "contrato".

(1) Coria, Clara. (1991) . El Sexo Oculto del Dinero. Ed. Paidós , Buenos Aires
(2) Coria, Clara. (1998) . El Dinero en la Pareja. Ed. Paidós , Buenos Aires
(3) Lietaer, Bernard (2001). The Future of Money Century, Random House, London
(4) Jung, Carl Gustav (1953) Collected Works VII - par. 114 . Princeton University Press, Princeton, N.J.
(5) Yablonsky, Lewis (1991). The Emotional Meaning of Money, Gardner Press, New York
(6) Covitz, Joel. Myth and Money. Artículo en Soul and Money, Spring Publications, Dallas (1982)



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