Editorial Fata Morgana se une a la tristeza que causa la sensible despedida de dos grandes maestros, dos grandes aportadores a la psicología junguiana contemporánea: Mario Jacoby y James Hillman. Sincrónicamente, ambas despedidas sucedieron durante el pasado mes de octubre, uno falleció al inicio del mes, otro a finales; y es en este actual mes de noviembre —que en muchas culturas y países enmarca tradiciones relacionadas con la muerte— que me toca despedirme de ellos. La función principal en el primero de ellos era Sentimiento, en el segundo, Pensamiento... los opuestos.

Ambos fueron mentores y colegas míos. Conviví con ambos muchos momentos gratos en Suiza. Con James Hillman llevé una relación un poco más de amistad; y Mario Jacoby fue siempre para mí un apreciado maestro.


De los recuerdos inmediatos que me vienen al pensar en Mario Jacoby les puedo decir que, uno de los primeros libros de la editorial fue su obra “El Encuentro Analítico: la transferencia y la relación humana”. ¿Porqué escogí este libro?... porque para mí fue muy importante la relación que tuve con Mario respecto a la Supervisión de Casos, donde hablábamos mucho sobre la transferencia y contratransferencia entre el analista y el paciente. Como dato curioso, yo le agradecí mucho a Mario que hiciera el esfuerzo por comprender mi mal manejo del idioma inglés de ese tiempo, y se desarrolló entre él y yo una relación agradable... ¡la transferencia y contratransferencia afectivas eran muy gratas, reíamos mucho!

Mario además fue muy gentil y generoso conmigo, ya que en mi tiempo de estudiante, para poder pagar las consultas, me hizo un buen descuento, lo que siempre le agradeceré.

Su gusto por la música y el baile hicieron también posible un mejor entendimiento en el trabajo con él. En una ocasión, en uno de esos bailes que se realizaban en el Instituto, bailando Rock'n Roll, en un giro me caí... ¡esa anécdota él la recordaba siempre cuando nos encontrábamos y reía mucho!

Años después, en muchas ocasiones y visitas a Suiza tuve coincidencias con él. La última vez que lo vi fue en un encuentro en un autobús en Zurich. Él iba para su casa y yo tenía otro compromiso por su rumbo. Quedó pendiente la promesa de una cita para este año, con la idea de publicar otro más de sus libros, “La pérdida del paraíso”.

En la semblanza de vida de Mario Jacoby, que a continuación nos narra Irene Bischof, podemos encontrar más aspectos de su vida... coincido con ella y atestiguo que fue un gran maestro y un excelente conferencista, con buen sentido del humor, muy claro y preciso en los conceptos que enseñaba.


Y acerca de James Hillman, ¿qué puedo decir que no me quede corta? ¡Su fallecimiento es una gran perdida para la psicología junguiana arquetípica! Se va un conocedor de la psique humana, un escritor espléndido.

Dentro de los junguianos, ¿quién no conoce a Hillman? Figura controversial, amado y respetado por muchos, por otros solamente criticado, pero indudablemente su pensamiento enriqueció mucho a la psicología junguiana.

Todos los que hemos tenido la oportunidad de leer los libros de Hillman, y disfrutarlo a través de su obra, lo reconocemos como un autor con un fino y vasto intelecto, así como refinados sensualidad y eros en la palabra y el pensamiento. Cada palabra suya, cada discernimiento, nos hacen resonancia en el espíritu.

Yo tuve la fortuna de estar un tiempo cerca de Hillman, cuando tuve la oportunidad de ser invitada a su casa a pasar unos días en su ambiente familiar... no sólo disfruté de las excursiones intelectuales sobre la psique y el ser humano, sino también de su exquisita cocina... ¡era excelente para eso!

Hay muchas cosas que aprendí de James Hillman, pero una sobre todo, que me ha ayudado mucho en mi vida y que fue una enseñanza no adquirida a través de sus libros ni en sus cursos, sino en un encuentro casual en la calle:


Ahí aprendí que el microcosmos y el macrocosmos tienen una relación y, por consiguiente, lo importante es comprender el sentido del efecto que el problema causa en la psique: la interiorización, más que la exteriorización, en la reflexión.

Podría contar otras más anécdotas de los encuentros en la Casa Eranos, en Azcona, donde el disfrute eran las conferencias que se daban ahí: él participaba como conferencista, luego las comidas y las discusiones de sobremesa... fueron tiempos bellos para mí, ¡cuando pude disfrutar el ágape no sólo de la comida física sino de la intelectual!

La partida de James significa para mí la pérdida de una mente creativa, con una visión muy especial de la psique. Adiós al amigo, adiós al mentor, ¡pero no adiós a sus enseñanzas!

Mi estimado amigo Enrique Pardo, fundador de PanTheatre (Francia), amigo personal y muy cercano de James Hillman, prepara ya un homenaje póstumo al hombre, al amigo y al pensador. Estas son sus palabras:




En el transcurso de la vida tenemos muchos encuentros, pero algunos de ellos son más especiales, más significativos. Estos dos hombres pertenecen a una parte de mi vida que yo llamo "mi época dorada", mis mejores años. Y, aunque todos sabemos que vamos a fallecer, esto no quita que cuando alguien querido se nos va nos cause tristeza, ya que habrá una ausencia física... sin embargo, nos queda el consuelo de que, simultáneamente, se dará una cercanía psíquica.