Tema del Mes > Noviembre de 2010 |
Nota: Lo invitamos a participar, enviando a nuestro E-Mail sus comentarios respecto al Tema del Mes y Temas de Meses anteriores, que con gusto haremos llegar a los autores respectivos. Algunas
personas, como yo, estamos seguras de que lo divino reside en nuestro
cuerpo... y que hacer el amor, por definición, implica la búsqueda de
la conjunción entre lo divino y lo humano.
En relación a lo anterior, me es permitido compartir ahora con ustedes la creación de una mujer quien, en el transcurso de los talleres de trabajo con su cuerpo, ha descubierto su belleza, su sensualidad y su sexualidad. Este poema emerge después de varios meses de tallereo psicocorporal, donde aparte de descubrirse con, y en, las miradas de sus compañeros y de ellos mismos ante el espejo, tenían que escribir un texto sobre lo que veían de su cuerpo. Le doy las gracias en forma especial a este grupo por la producción de sus imágenes y, sobre todo, le estoy enormemente agradecida a Guadalupe porque acepta compartir su escrito con todos ustedes, ¡ojos invisibles que no sabemos cómo podrán apreciar este trabajo! Ella ha ido, como las gotas del rocío, bañando suave y lentamente la tierra del conocimiento de sí misma, y uno de sus frutos es este bello poema que nos lleva por los senderos del autoerotismo. Autodescubrirse permite al individuo, hombre o mujer, compartirse mejor con el otro... hacerlo de manera más generosa, en la que ya no pedimos ni exigimos egoístamente sino que compartimos el placer de amar y de ser, a través de la sensualidad y la sexualidad. Este tema puede trabajarse, entre otras perspectivas posibles, desde la sensualidad, el narcisismo, la imagen del cuerpo y de lo divino dentro de éste (tema que se está incubando para un nuevo libro de la editorial), y también podríamos entrar a desglosar cada imagen del poema, pero prefiero, más que teorizar, que cada uno de nosotros recreemos más imágenes de la belleza de la sensualidad, la sexualidad y el cuerpo. Les pido lectores, que se tomen el tiempo para repasar cada imagen del poema, para apreciar que el cuerpo en la sensualidad es como la tierra en donde se siembra y crea vida... simbólicamente, vamos a bañarnos, como Guadalupe, con agua fresca, evoquemos nuestro olor favorito... ¡y enriquezcamos la belleza de estas imágenes! Para concluir, les recuerdo también que para algunos de nosotros la belleza es versus la maldad... ¡es una de la formas principales de combatirla! Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Noviembre de 2010 Hoy he decidido hacerme el amor. por Guadalupe Hoy he decidido hacerme el amor por eso me he bañado con agua fresca que huele a albahaca y me he desnudado lentamente estoy frente a frente conmigo misma y me maravilla este encuentro. Me he tendido sobre la cama boca abajo porque quiero verme la espalda. Toco mi cabeza suavemente y deslizo mis dedos entre mi cabello, me encuentro con mis orejas que suaves y alertas mi lengua lame mi boca besa y dentro de mi, las barreras vuelan se deshace el campo de fuerza. Me digo entonces: −No tengas miedo suelta los juicios y las vergüenzas estás tan bella−. Mi piel entonces se eriza toda las vibraciones comienzan el corazón late con ritmo fuerte como tambores en la selva. Veo mi cuello y mi tristeza y con mi boca muerdo recuerdos recuerdos viejos que dan sorpresa los mastico y los escupo a la tierra que los espera entonces nacen cactus y enredaderas flores y espinas negras. Sigo a mi espalda que está cansada y la abrazo completa, con mis manos tomo mi corazón y alimento primero mi columna con su calor, la sangre corre por los omóplatos pinta de rojo mis vértebras hacia arriba las cervicales hacia abajo mi cóccix, se ilumina el hueso crecido en mi cabeza. Me digo entonces: −Ya mi niña, ya, ha pasado ya la vigilia de afecto, aquí me tienes junto a ti para cuando necesites un beso, para cuando necesites un abrazo−. Entonces crece desde mi corazón rojo una arteria nueva y ligera que llena de sangre a mi corazón negro se vuelven entonces todas mis venas caminos nuevos de histeria caminos morados, púrpuras por los que corren venados, búhos, elefantes y nadan sirenas. Mi lengua lame mi espalda toda como lo hacen los animales que están heridos desde el centro hasta los costados desde la izquierda hasta la derecha. Llego entonces a mi cintura un poco hundida y debilitada, tomo en mis manos el barro negro lo mojo con mi saliva y con mis lágrimas amaso la mezcla y hago una bola, ¡le falta sangre!¡le falta sangre! La meto en mi corazón y cuando está roja le doy un beso, le doy carne la extiendo suave sobre mis lumbares llenando huecos como los mares. Mis caderas anchas y mis nalgas se pintan verdes, crece el musgo −Qué bella eres− me digo y me digo, −un bosque crece detrás de tu vientre− Nace un árbol, nace otro más, luego otro más de pronto un bosque que se teje, paso mis manos sobre los pinos, paso mis manos sobre los robles, acaricio la piel que reverdece. Respiro el aire purificado, me enternece. Riego el bosque con mis vapores que se condensan suaves, efervescentes. Miro mis piernas y encuentro surcos, surcos de siembra, surcos de muerte. Remuevo entonces toda la tierra desde los muslos, las rodillas, las pantorrillas y los tobillos hasta los pies, los talones y los arcos de los dedos, ablando la tierra, fertilizo el campo jugo de uva de mis placeres. Huelo la vida, huelo la lluvia que viene, entonces busco las semillas que guarda mi vientre, están calientes, están calientes. Las siembro todas independientes despiden humo y aroma a serpiente me digo entonces: −tranquila hermosa, tranquila, esto no mata, solo cura−. Mis senos llenos y voluptuosos se endurecen, me ha bajado la leche. Baño mis surcos, baño la siembra, es una sensación muy caliente, sube el calor poquito a poco desde mis dedos hasta mi vientre. −Te he hecho el amor mujercita mía, te he amado tranquilamente, he abierto mi corazón y te lo he entregado completamente−. Guadalupe Noviembre de 2010 |