En México, cada 02 de octubre, algunos aún recordamos, con tristeza, el crímen de Estado que se perpetró ese día en 1968 —en el contexto de los movimientos internacionales ideológicos de aquella época—, en que fueron masacrados y/o desaparecidos miles de jóvenes mexicanos por oponerse al statu quo.

Y ahora, en octubre de 2023, cada vez que paso por una de las glorietas de avenida Reforma —una de las avenidas más bellas, antiguas, importantes y emblemáticas de la Ciudad de México— la gente que, por la violencia, ha perdido a sus familiares ha colocado, como una más de las denuncias previas, cientos de fotografías de personas desaparecidas y feminicidios reportados en nuestro México desde hace ya varios años, ¡la gran mayoría era gente joven!

Como comenté en el Tema del Mes pasado, una sociedad con síntomas de pérdida de los valores masculinos de orden y de los valores femeninos de respeto a la vida, va directamente al caos y a la destrucción.

Y en nuestro país, tal criminalidad opera bajo la protección de intereses arcaicos, caducos, voraces, rígidos, que se tragan la sangre, la vitalidad, la energía y la promesa de lo joven, lo emergente de la vida y lo creativo.

¡El tema no es nuevo para la humanidad! En términos junguianos y mitológicos hablaríamos de lo “Senex”, lo “Saturnal”, narrado ya, por ejemplo, en los arquetípicos mitos fundacionales griegos de Urano y de Cronos (quienes devoraban a sus propios hijos, por miedo a ser desplazados por estos), así como en otros muchos mitos de fundación de diversas épocas y culturas, donde directa o veladamente se da este fenómeno.

¡Qué mejor manera de expresar lo que siento, que remitirlos a la obra de dos genios de la pintura, Rubens y Goya, y que les dejo contemplando, como uno de los muchos horrores que subyacen en las profundidades de la psique colectiva humana!

"Saturno devorando a su hijo" Peter Paul Rubens (1636)

"Saturno" Francisco de Goya y Lucientes ( 1823, aprox.)