Tema del Mes >  Octubre 2008


¡Deprecación contra la violencia!
Por Dra. María Abac Klemm




Editorial Fata Morgana quiere expresar su solidaridad con la tristeza y el duelo que existe en nosotros —los mexicanos que vivimos con el deseo de producir, de crear—, quienes día a día estamos con el miedo pendiendo sobre nuestras vidas, en un constante sentimiento de amenaza, no solo de la pérdida de nuestros valores materiales sino, y sobre todo, ¡de nuestra vida, integridad y dignidad!

Aunado a esta pena, ahora se ha agregado otra nueva amenaza: la crisis económica, que, como dragón, desea tragar y quemar lo que muchos hemos construido por años y con grandes esfuerzos.

La violencia es inherente al Ser Humano, ¡es una fuerza arquetípica! Y para contenerla —antes de que ésta termine con la colectividad— existen varias opciones: la “religión” y la “legalidad”, por ejemplo (aunque ambas requieren, para su efectividad, de una cierta conciencia espiritual y ética entre los individuos de la colectividad en cuestión); antes de ese nivel mínimo de desarrollo social y personal, requerido para aplicar alguno o ambos de los dos conceptos previos, solo queda el “sacrificio”, como opción para contener la violencia —el método más ancestral, primitivo y eficaz—.

Así lo podemos ver en diferentes mitos donde se plantea un sacrificio; por ejemplo, en el de Abel —por su hermano Caín—, el de Isaac —hijo de Abraham—, o el de Ifigenia —hija de Clitmenestra—, que se sacrifican para evitar la destrucción de toda la comunidad. ¡Los dioses dan vida, pero también se alimentan de vida! Aquí yo me pregunto ¿por qué está siendo sacrificada la colectividad productiva, trabajadora, la esperanza del futuro —que son los niños—?, ¿por qué somos nosotros los chivos expiatorios? ¿Qué acaso no existe una autoridad que pueda elegir una víctima —un chivo expiatorio— adecuada para el sacrificio, que no implique la destrucción de esta comunidad?

El sacrificio ha sido definido como la mediación entre un sacrificador y una divinidad. Pero como en la actualidad la divinidad carece de realidad, por lo menos en el caso del sacrificio sangriento, éste no puede responder a nada real. Estamos sacrificando los valores éticos por una divinidad inexistente, por valores absolutamente materiales, sin alma.

Amplios sectores de nuestra sociedad pasan por una época de falta de valores espirituales y éticos. Es un tiempo en que la “materialidad ostensible” es suficiente para dar valía colectiva y personal al individuo; ésta es suficiente para hacerlo respetable y respetado. El intelecto, los sentimientos, la honestidad, la lealtad, la decencia, la amistad, el trabajo honrado, la espiritualidad, etc., son valores poco reconocidos como elementos que den al individuo entidad e identidad, que le permitan transitar exitosamente por el mundo.

El culto al cuerpo plástico —artificial, sin alma ni espíritu—, a lo sexual instintivo —sin sensualidad ni correspondencia, sin erotismo—, a lo visible, lo material ostensible y tangible —como el automóvil, el celular, la computadora, la marca de ropa, el tipo y cantidad de tarjetas de crédito disponibles—, y en general, la capacidad de exhibir bienes materiales, hermosura física de acuerdo al modelo en boga, el aparente poder y reconocimiento sociales, o la posibilidad ilimitada y fácil de obtenerlos —sin necesidad de una justificación razonada y sustentada de su procedencia—, son los motores que mueven al individuo contemporáneo, en su mayoría.

En esta perspectiva, lo importante es ser física y materialmente más poderoso, el que pueda arrebatar más al otro, el que pueda abusar más del débil, del indefenso, del que tiene a su merced, ¡la seudo-moral de ahora así lo permite! La violencia es el medio idóneo para obtener lo que hoy en día es de “valor”… el robo, el fraude, el engaño, el secuestro, ¡esas son sus principales herramientas!

Editorial Fata Morgana hace un voto de solidaridad y se une con todos aquellos que han sufrido en carne propia el ataque de dicha violencia. Y si pudiéramos mitigar su dolor con algo más efectivo lo haríamos, pero solo podemos dar nuestra voz compasiva y amorosa para que este voto logre que la correspondencia con Eros, la razón, la justicia, predominen finalmente sobre los “titanes contemporáneos del mundo material”.

Editorial Fata Morgana
Dra. María Abac Klemm



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