Tema del Mes > Octubre 2007


Procesos de evolución intelectual y de ideas.
De la magia y el animismo hasta los Seres mixtos.

Autor: Dra. María Abac Klemm



Continuando con el tema del mes anterior acerca del Simbolismo de los Animales (que hemos trabajado ya durante 7 años con los grupos de Guadalajara y donde se inició una apertura a la creación artística de sus miembros), éste dio origen a un nuevo tema relacionado, la Simbología de los Animales y Seres fabulosos, que permitió el proseguir de dicha manifestación creativa. Por ello, este mes les presentamos una breve introducción del material que se estudia y desarrolla en el taller respectivo (ver nuestra sección de Cursos y Conferencias):

Vamos a iniciar un viaje por las creaciones maravillosas de la fantasía humana, Seres mixtos o monstruos que no existen en el estado natural. Vamos a entender por Ser mixto la combinación –las más de las veces en imagen y más raramente sólo de palabra- de elementos o propiedades esenciales de diversos Seres vivos y objetos naturales, en una nueva forma, es una forma creada que constituye una unidad orgánica, un nuevo tipo capaz de vida, en la imagen y la fantasía.

En la historia de la civilización y en la imaginería de los pueblos, hay numerosas representaciones de esta clase, que modifican formas naturales, las intercambian parcial o totalmente, las mezclan y aíslan, aumentan y reducen, las simplifican y afinan y obtienen así monstruosidades, Seres sintéticos, abstracciones y nuevas creaciones, en cuanto a forma y contenido, cuyo punto de partida se encuentra, sin duda, en el dominio de la percepción sensible de formas figurativas, pero cuyo producto final sólo puede considerarse como existente en la fantasía humana.

En estas abstracciones puras se pierden todas las relaciones humanas, lo que no sucede en el caso de los Seres mixtos, los cuáles aunque fantásticos, tienen en la mayoría de los casos sus raíces en la naturaleza, esto es, en la realidad, de modo que se dan siempre estas referencias humanas conocibles. Ángeles y diablos, demonios y genios buenos, gigantes y enanos, dragones de aliento flamígero y caballos alados con héroes por jinetes, todos ellos son Seres mixtos hechos imagen.

Se trata de procesos de la evolución intelectual y de ideas que se remontan a las formas de pensamiento ya mencionadas –de la magia y del animismo-, esto es, de ideologías de una sociedad no dividida todavía en clases. Aunque a primera vista parezca precisamente lo contrario, los seres imitados del natural, como el arte rupestre de la Edad de Piedra del África y del Pacífico, son más primitivos que los monstruos del antiguo Oriente, que las imágenes de los dioses egipcios e hindúes antiguos y que los animales fabulosos de los capiteles romanicos.

Sin duda, reconocemos en las imágenes de la Edad de Piedra la figura natural, pero el Hombre contemporáneo que las observaba asociaba en ésta -y lo representaba en cada caso- fuerzas desconocidas que, en su forma natural, eran sobrenaturales, incomprensibles y por consiguiente, tanto más terroríficas.

Desde este punto de vista, el origen de los tipos de monstruos representa en la civilización avanzada temprana un proceso de racionalización, de hacer aquellos visibles y tangibles y así también, el inicio –en última instancia- de una lucha racional contra dichas figuras de terror. Tal parece como si los artistas, los pintores y escultores, hubieran contribuido esencialmente, mediante la concreción de representaciones vagas en tipo de imágenes de contornos definidos, a iniciar el proceso de desencantamiento de la naturaleza, creando en la imagen –al propio tiempo- la ‘contraimagen’.

Wilhelm Wundt ve el proceso más bien desde un punto de vista mitológico inherente, como una transformación hacia lo humano: “… del animal al híbrido (nuestro ser mixto) y del híbrido al hombre, como una transformación de la concepción de Dios”, “… porque precisamente en las figuras híbridas –entre el hombre y el animal- trasciende el Totemismo más allá de sí mismo, según revela, una vez más, el arte en la humanización creciente de sus figuras. Así pues, no es ya aquí en parte alguna el animal, sino el hombre en ‘devenir’, el que aparece como antecesor del hombre actual; esto se pone también claramente de manifiesto en aquella transición paulatina de la doble figura humana con cabeza de animal a aquella de la cara humana con cuerpo de animal y, finalmente, al hombre ya plenamente formado, que sólo toma del animal determinados atributos. Y aunque estos sean en sí mismos de clase inferior, en ellos permanece el animal, con todo, superior al hombre. Así es como aparece la imagen del hombre con el cuerpo del león, con las alas del águila o la grupa del caballo”.

(Wilhelm Wundt. Völkrpsychologie, Vol. IV, Mythen und Religion, Cap. 3: Tier, Ahnen und Dämonenkulte, 3ª. Edición, Lepzig 1920, Pág. 371).

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