Tema del Mes > Agosto 2020

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Nosotros, frente y en relación al virus.

Se ha hablado ya demasiado acerca del tema del virus, pero no no lo suficiente sobre lo que nos esta enseñando, cuestionando y demostrando.

Ese ser minúsculo, imperceptible a la mirada, que nos amenaza tanto y que cuestiona todo nuestro actual sentimiento de grandeza cultural y tecnológica, puede ser visto como un enemigo que ha hecho posible cuestionar a nuestros gobiernos y gobernantes. Y es también el que ha hecho posible el encuentro con uno mismo y el desencuentro con los otros (a quienes ahora muchas veces los vemos con desconfianza, ya que pueden portar a ese minúsculo ser sin vida, que se alimenta de nuestra vitalidad).

Es decir, así como ese virus insignificante (repito, sin vida) nos detiene y atemoriza, así también nos esta dando la oportunidad de aprender a valorar la vida desde otra perspectiva, la de nuestra interioridad, y nos confronta con nuestra fragilidad... ¡se han caído los velos de grandiosidad con los que nos envolvíamos!

Otro punto importante a reflexionar es el que nos plantea, entre sus múltiples y valiosas ideas, el filosofo coreano Byung-Chul Han en la propuesta de su libro: “La Salvación de lo Bello” (http://youtu.be/hBRGOaBsZno), en donde nos habla del concepto actual cultural de belleza, que es lisa, inmaculada, “likes” que todo lo aprueban, “selfies” donde todo es bonito, donde no se permiten las arrugas, la vejez, la imperfección, el defecto, etc. Y él propone que tenemos que redescubrir la belleza con profundidad, la belleza con imperfecciones, esas que le dan la fuerza de vitalidad para mover a nuestro espíritu.

También, del mismo filósofo coreano, otros tres libros: “La sociedad del cansancio” (donde menciona el paradigma inmunológico, en que el enemigo es externo y de ahí surge la sociedad disciplinaria, que es un concepto tratado por Michel Foucault sobre el poder y la vigilancia), “Aroma de tiempo” y “Loa a la tierra”.

Y yo observo que en estos meses, a tal aspecto cultural de la belleza perfecta se ha opuesto el aspecto de fealdad de esta pandemia, que tiene aterrada a toda la colectividad. Es interesante ver cómo un minúsculo y horrible virus (feo, con puntas) aterra a la humanidad, es un enemigo al acecho, invisible, que nos invade, nos mantiene enmascarados, cubiertos, aislados, con pánico a la proximidad, a la cercanía, al contacto, al contagio.

Y, de todo esto, es la verdadera belleza la más amenazada por este virus (no la del “like” sino la belleza del espíritu que actúa en acorde con el alma), pues surgen ansiedades, depresiones, agresiones mutuas, aislamientos, etc., de las que ingenuamente intentamos escapar saliendo a la calle, yendo incluso de vacaciones, a pesar del peligro, debido a que muchos no pueden estar con ellos mismos ni con la genuina belleza del alma, esa donde el espíritu puede hablarnos y hacernos reflexionar sobre el sentido de la vida.

En mi caso, a pesar de estar sola en casa, es cuando más he estado en relación con el mundo y la gente, de una manera distinta, dando y recibiendo un cuidado remoto pero afectuoso. Lo más interesante ha sido el encuentro conmigo misma, que me remontó a mi infancia, donde se inicio el amor al conocimiento.

Y también hemos constatado que el arte insiste en no perecer y se manifiesta en muchos ámbitos a través de internet, como obras de teatro en locaciones del país de origen, visitas guiadas en vivo a famosos museos, el surgimiento de muchos audiolibros, para que mientras los seres humanos están accionando en otras cosas puedan escuchar libros. En fin, ese impulso del arte a no morir, a no perecer.

Y me asombra y entristece que en este momento, junto con otros comercios que han cerrado en México, también van cerrando importantes librerías (algunas de éstas habían operado desde 1972), prácticamente regalando los libros.

Les deseo que en este mes de agosto reflexionen acerca de su diario vivir.


Dra. María Guadalupe Abac Archundia.
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