Tema del Mes > Agosto 2019

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Una de las satisfacciones del trabajo editorial es recibir retroalimentación, comentarios y anécdotas de los lectores, respecto de los temas tratados en los diversos libros publicados, y el “eco” que producen en sus propios caminos de vida.

Nuestra más reciente publicación, “Psicoterapia”, de la Dra. Marie-Louise von Franz, no es la excepción, y ha tenido una muy buena acogida entre ustedes… ¡¡ muchas gracias !!

Pero este mes de agosto quiero compartirles un escrito de la compositora, poetisa, pintora, numeróloga y pensadora uruguaya Jacqueline Listur Astegiano, basado en su encuentro con otro de nuestros libros: “El cáncer: un acercamiento simbólico”, de la psicóloga María Mora Viñas.

Jacqueline nos regala su bella y profunda reflexión sobre el ser y sobre el existir.

¡¡ Les deseo un muy buen periodo vacacional !!

Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Agosto de 2019


La vida no vivida.
por Jacqueline Listur AstegianoFlag Counter


Leyendo el libro “El cáncer: un acercamiento simbólico”, de María Mora Viñas, editado por Fata Morgana, el cuál gentilmente me enviara a Montevideo la Dra. María Abac, quedé conmocionada ante la frase: “el cáncer (que bien podríamos decir la enfermedad) vive algo de la vida no vivida”. Lo cerré allí ya que esa frase realmente me había resonado. Y estuve reflexionando sobre ella un buen tiempo.

    ¿Qué significaba para mí la vida no vivida? ¿Quizás lo que mi propia enfermedad me había quitado? O tal vez ¿los sueños que habían quedado dormidos? Y la respuesta en mi caso era: no, no es eso. A pesar de todo, había tomado las decisiones que las circunstancias me permitían hacer. ¿Estaba arrepentida? Tampoco. No se debe una castigarse ante la adversidad que nos toca transitar.

    Las enfermedades y las contrariedades nos fortalecen, nos hacen sacar las fuerzas titánicas que tenemos dentro. Nos hace valorarnos desde otro punto de vista. Desde la comprensión de lo que verdaderamente somos. Pero he visto algunos casos que no les ha producido el mismo efecto. Sino que en aras de  recuperarse apelan a su propio yo, cosa que no está mal, pero se quedan impregnados de egoísmo.

    La vida no vivida es casi la muerte vivida. Y vaya que existen variables para que podamos sentirnos por momentos muertos en vida. Nombrarlas sería cuasi irrespetuoso ya que cada individuo sufre diferentes impactos. Y lo que alguno lo demuele a otro no.

    Hay un poema del poeta colombiano Antonio Muñoz Feijoo (1851-1890) que leí siendo muy joven que decía:

“No son los muertos los que, en dulce calma,
la paz disfrutan de la tumba fría;
muertos son los que tienen muerta el alma
y aún viven todavía.

No son los muertos, no, los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos;
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.

La vida no es ésta que vivimos.
La vida es el honor, y es el recuerdo.
Por eso, hay muertos que en el mundo viven,
y hombres que viven, en el mundo, muertos.”

    Entonces, dependerá de cada uno, que las circunstancias que nos toquen vivir, nos demuelan o nos fortalezcan. Que vivamos plenamente, o que transitemos nuestra vida como muertos vivos.

    Alguien me dijo hace poco: La que te demolió fue la enfermedad siendo tan joven. Y le dije: No. Lo que me ha demolido ha sido mi no acción frente acciones de otros que afectaban mi propio camino. Me costó entenderlo, pero vivir la vida implica permitirse también perder algunos momentos de ella. Hechos del pasado que ya no existen, que son irreversibles pero que de algún modo, nos permitieron forjar el ser que hoy somos.

    Entonces la vida no vivida no es más que la consecuencia de los hechos o decisiones que hemos tomado en el transcurso de ella. Cada decisión es una nueva ruta a seguir. Y si estamos intentando mirar hacia atrás para retomar un camino anterior, no veremos las piedras que tenemos delante para sortear en esta nueva aventura que hemos emprendido. Y que quizás pueda ser más venturosa que la anterior. Obviamente, dependerá de las nuevas decisiones que tomemos. Pero si no las tomamos estaremos empeñando nuestro ser y no lograremos llegar a la nueva meta emprendida.

    Otra frase que siempre me impactó fue: To be or not to be. That’s the question, de William Shakespeare. Que siempre interpreté como: Ser o no ser. Esa es la pregunta.

    Sin embargo, el verbo to be, significa al mismo tiempo: ser y estar.

    Así que escribí esta poesía que refleja de alguna manera, mi interpretación.

Dualidad

Suelto los nudos
que me atan.
Anquilosados al tiempo.

Vibro ante la presencia
de la mágica incertidumbre
del ser o no ser.

Aguardo el momento preciso
para rearmarme y renacer.

Más a medida que avanzo
me detengo en ver
que hay otras sogas,
otros piensos que me unen
al no ser.

Estar y ser al mismo tiempo.
Incógnita extraña
que me cuesta responder.

Salida que se alza
imponente frente al abismo
inerte de mi necedad del ser.

Silencio, miedo a parir
la instancia de mi nuevo ser.

Ser y no estar, estar y no ser
dualidad única
que exige fortaleza
y convicción de vivir.

Elijo ser
aunque no esté.
Porque al estar sin ser
empeño los sueños
y mi amanecer.
 
Jacqueline Listur Astegiano
Montevideo, Uruguay

“He sido empresaria, ejecutiva, editora de libros y numeróloga.
Trabajé en diversas emisoras de radio como conductora,
CX 26 Sodre y CX 30 La Radio, entre ellas, en momentos difíciles de nuestro país.
Pero sin importar cuál fuera mi actividad del momento, siempre tuve la necesidad de crear,
de imaginarme cosas y soñar, de disfrutar con ellas. Y en eso estoyFlag Counter

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