Tema del Mes > Agosto 2014

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que con gusto haremos llegar a los autores respectivos.



Muchas gracias por todos sus emails y comentarios,
que fueron ecos del Tema del Mes pasado,
“Redimiendo la palabra soledad”.

  Ampliaron la forma individual y colectiva
de cómo se percibe y se vive la soledad,
por consiguiente, el valor que le damos a ésta.

Ahora les entrego las perlas de un rosario de la soledad,
hecho de sus pensamientos y una bella imagen visual.

Atentamente
Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Agosto 2014
Soledad, la virgen niña,
en el día de su Misa de Gracia, Malinalco, México (1993).

Su nombre evoca el de una mirada interior a la que parece predispuesta...
Daniel de Laborde Yturbe


Ecos de la soledad
Aportaciones de la comunidad de lectores
(Orden alfabético)

Afortunadamente conozco las veredas que acercan al buen silencio, en el que se acunan las preguntas de fondo, las esenciales, las que nos definen.

Aquel ver al otro desde lo que yo soy, ajeno a mí, sin expectativas ni necesidades, habiendo simplemente el gozo del encuentro.

Aunque he vivido más miedo que curiosidad al hacerlo, desde hace algún tiempo aprecio más lo que soy y lo que conozco de mí y eso me lleva a adentrarme más, a profundizar más.

Con estos mensajes interiorizados no se puede vivir la soledad con alegría y dignidad.

Confundo muchas veces la soledad por estados depresivos.

De entrada, una persona sola da lástima: “Mmm pobrecita, mira se quedó sola”, “pos habrá estudiado mucho pero de qué le sirvió, pobre, está sola”. Despierta sospechas: “por algo está sola, así ha de ser”, “algo ha de tener fulanito, si no no estuviera solo”.

Definitivamente soy de las personas que han vivido en el ruido, en el sueño permanente, con algunos pequeños atisbos del paraíso que promete “ese” viaje al interior.

El cultivo de la buena soledad requiere de una mirada amplia y compleja de lo que significa, como un gesto comprensivo de lo que representa estar vivo.

El verdadero trabajo personal no es sólo intelectual, sino que hay que atrevernos a vivir, a experimentarnos, a transformarnos con la experiencia.

En mi familia hemos ido descubriendo lo importante que es este tiempo de soledad para cada uno de nosotros, que ya hasta mis niñas pequeñas anuncian cuando se van a: “mi tiempo sola”, y el que alguien se los interrumpa las ofende. Y lo entiendo.

Es cierto que la soledad tiene sus dos polos. Su polo amenazante y el de las riquezas. Y es verdad que sólo de ahí nace la creación.

Es humano sentir vacío porque somos inconclusos.

Es sinónimo de fracaso: “ni marido ni hijos pudo conseguir”, “no pudo retener al marido”.

Es tanto lo que podemos descubrir dentro de nosotros que es como hacer viajes extraordinarios, basta darnos cuenta cuando nos topamos con un “juicio”, como dices tú, y hacerlo a un lado.

Hasta ahora no me intimida mirarme (aunque mentiría si no admitiera que a veces duele).

He podido constatar, en los momentos en que he vislumbrado la “soledad”, que he logrado crear a través de la pintura y la poesía.

Implica un gran esfuerzo e inteligencia sustraerse de este gigantesco y tecnológico sistema eliminador de almas.

La fantasía de un otro con quien compartir soledades es una tentación.

La soledad con paciencia permite acceder al dolor de otro modo, a lo oscuro y lo luminoso, con menos vértigo.

La soledad es el único camino al –Ser–, a la individuación.

La soledad me es amenazante, lo que resulta paradójico porque vivo “sola”.

La soledad nos abre a la creatividad. Pareciera ser que al tocar la soledad se abriera un cofre que contiene siempre un tesoro diferente.

¿La soledad?... pues es el pan de todos los días, al que la gente le anda huyendo a través de diferentes formas, como lo mencionas.

Me gustó mucho la comparación que haces entre el silencio interior y el silencio que se encuentra en algunos lugares remotos del mundo; qué hermoso ser capaces de vivir ese silencio con asombro, con paz y que los sentimientos que emerjan de nuestros descubrimientos sean acogidos por nuestra alma con comprensión.

Me gustó mucho la imagen del organismo unicelular, es como si no quedara otra opción al estar solos con nosotros mismos, contenidos en una sola célula para después encontrarnos con los otros.

Me gustó mucho lo que escribes porque nos invita a liberarnos de estas connotaciones y aprender a verla y vivirla como un espacio-tiempo de riqueza, para estar con nosotras mismas. Encontrarnos con nuestras luces y sombras.

Me ilusiona mi buena soledad, pero quizá se debe a que la elijo, la cultivo. La comprometo con actos de voluntad.

Me sentí como llevada de la mano a un viaje, el cual inicialmente me provocaba angustia y luego un enorme deseo de asomarme al vacío.

Porque yo no puedo relacionarme de verdad si me siento como parte del otro o soy lo que el otro espera de mí. Las verdaderas relaciones empiezan cuando hay un “yo” y hay un “tú”, y eso no puede darse si no nos descubrimos a través de nuestra soledad.

Quizás algún día finalmente no nos preocupemos, nos abandonemos, nos dejemos guiar y lleguemos por fin al santuario de sagrado silencio, para descansar de nosotros mismos y abrirnos, como bien dices, al amor universal.

Reconozco que me aterra no gustarme y descubrir que estoy vacía en lugar de encontrarme.

Te comparto que me encuentro sumergida en un proceso de digestión psíquica del que espero salir pronto.

Todo un reto para los que procuramos momentos de soledad, pues nos ven como “raros”, “que estamos mal”, por no desear estar constantemente con el grupo, en actividades de grupo, en el entretenimiento.

Uff!! cuántas ideas negativas hemos interiorizado sobre ella: “pobrecita, está sola”, “viene al cine sola, ay pobre”, o como me dijo una secretaria en tono lastimero: “estabas comiendo solita”.

Últimamente siento que algo dentro de mí ha ido cambiando, que la red de gente y/o actividades que he construido empiezan a incomodarme, porque siento que limitan mi tiempo y mi expresión. Ahora disfruto un poco más el tiempo conmigo sola.

Una gran sorpresa que tuve cuando empecé a darme más tiempo para estar en soledad, fue el descubrimiento de la más maravillosa amistad que haya antes tenido: yo misma.

Y mira que no es fácil, yo hasta hace pocos años tenía mucho miedo a estar en soledad, porque mis fantasmas y angustias me asaltaban, entonces procuraba estar siempre “ocupada”.

Y si eres mujer se espera que siempre estés acompañada de los hijos o el marido: “qué ingratos hijos tuvo, la dejaron sola”, o “siquiera hubiera tenido hijos, para que no estuviera sola”.


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