Tema del Mes > Julio 2021
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Nota:
Lo invitamos a participar,
enviando a nuestro E-Mail
sus comentarios respecto al Tema del Mes y Temas
de Meses anteriores,
que con gusto haremos llegar a los autores
respectivos.
Este mes les
presento los pensamientos de un entusiasta lector, el Lic.
Fernando Silva García, interesado en temas de la obra de C.G. Jung y de
su Psicología Analítica; es también conferencista sobre diversos temas
y libros, incluido el Tarot.
Su escrito tiene, entre otros, el valor de trasladar algunas de las
ideas de
C.G. Jung a nuestros días, y nos hace reflexionar sobre lo bien que él
conoció la problemática de la psique personal y de la psique
colectiva de su tiempo, y que sus insights siguen siendo válidos hoy día.
Agradezco al Lic. Fernando Silva García su deseo de compartirnos sus
pensamientos, y los invito a ustedes a leerlos y hacernos llegar sus
comentarios.
Dra.
María Guadalupe Abac Archundia
Julio, 2021
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El testamento de C.G. Jung: la formación de una
cosmovisión.
por Lic. Fernando Silva García.
“... todos mis
escritos son, por así decirlo, encargos que proceden del interior;
surgieron
bajo la presión del destino… Dejo que se exprese el ánimo que me mueve.
Nunca
preví eco para mis escritos. Representan una compensación a mi mundo
contemporáneo
y tuve
que decir lo que nadie quería oír…”
C.G. Jung, Recuerdos, Sueños y Pensamientos,
pág. 263.
Al final de su vida, como suele ocurrir
con los grandes pensadores, en un ejercicio de autoanálisis y reflexión
nos dejan el testimonio de su obra y momento. En una profunda reflexión
de su consciencia Carl G. Jung escribe la memoria de su época, la
reflexión de los acontecimientos y los sueños de su destino. Testigo de
dos guerras sin precedentes en la historia de la autodestructividad
humana, sus últimos pensamientos son un legado para los hombres de su
momento y una advertencia para los hombres que vienen.
Es una tarea difícil exponer la influencia de Jung, porque leerlo exige
una preparación multidisciplinaria no excluyente, pero la formación
actual en la academia, inspirada en una continuidad de racionalismo,
impide ver con claridad la profundidad de su análisis conceptual y, así
mismo, la oscuridad interior del ser humano.
Estudiarlo a partir de sus pacientes reflexiones, nos lleva a pensar lo
que alguna vez dijo: “Todo aquello
que posee valor es costoso”
y esto precisa de tiempo y esfuerzo. Pero siguiendo sus puntuales
análisis interiores y exteriores del hombre, llegamos al encuentro de
nuestra realidad interior creándonos a imagen y semejanza de nosotros
mismos. Leerlo nos lleva a entender su estilo de doble fondo, en sus
libros siempre se siente al inconsciente dialogando con su lector, este
inconsciente dialogante nos lleva a revivir los significados arcaicos
de las palabras; así, llevamos en este viaje por el inconsciente al
argumento científico, el sentimiento y el imaginario. Leerlo es crear
una cosmovisión en la que participamos transformándonos.
Al final de sus memorias, en la parte que llamó “Últimos pensamientos”,
se muestra con un sentido de preocupación, revisando su memoria y su
época, aplicando criterios para comprenderla, utilizando la reflexión
de la filosofía, de la biología o de la astrología; su preocupación
converge en el camino del hombre contemporáneo, que no tiene las
herramientas necesarias para enfrentar lo que inexorablemente va a
llegar: su extinción. Así como advirtió, no sólo es el individuo el que
enferma anímicamente a causa de una errónea actitud con respecto a lo
inconsciente, sino que ello es también válido para los pueblos en
general: “Nuestra
psique es configurada por la estructura del mundo y lo que sucede a
gran escala acontece también a escala mínima y en lo más subjetivo del
alma”.
En la etapas de la evolución de la consciencia, que corresponden a la
eras zodiacales o eones, justo en la mitad de ese eón de la llamada Era
de Piscis, hacia el siglo XI se notaron los primeros síntomas de una
transformación de la consciencia, se empezó a sentir una intranquilidad
y duda respecto a la amenaza de la consciencia, donde nada es más
grande que el hombre y sus hechos; y que en siglo XX enfrentamos
realmente al Principio del Mal: injusticia, tiranía, esclavitud y
coacción de consciencia. El Mal, dice, “... se ha
convertido en una realidad determinante porque quiere vivir con nosotros”.
Ese Mal está formado por una tremenda ignorancia del individuo, que
desconoce sus posibilidades de elección, y por esta razón siempre busca
en reglas y leyes externas el sentido de su orientación, siendo la
educación parte de este Mal porque, “... se orienta
exclusivamente a lo que se sabe en lo general”;
de este modo se enseñan idealismos, que serán imposible de realizarse;
hoy este abuso ha creado una exageración de derechos y libertades que
están por encima de las personas. Así la época de la igualdad de
derechos está marcada por la desigualdad de fuerzas. Frente a este
flagelo de la Modernidad, que ya el mismo término implica exclusiones,
debe construirse la instancia del autoconocimiento, o mejor dicho el
conocimiento posible de su totalidad. Entonces el individuo encontrará
una respuesta, la diferencia o la complexio oppositorum: negro-blanco,
pobre-rico, europeo-americano, asiático-africano, hombre-mujer,
derecha-izquierda, ciencia-espíritu.
En estas reflexiones que marcan el umbral de la Era de Acuario, la
imagen del hombre que se está formando en el inconsciente colectivo
representa al Anthropos como una imagen del “Sí-mismo”, o bien de la
personalidad interna mayor y más amplia de cada ser humano y del alma
colectiva. Esto podría significar que la misión del hombre en la Era de
Acuario habrá de ser la de tomar consciencia de dicho Anthropos,
arquetipo que representa el sentimiento de cohesión de toda la
humanidad. Así lo representa simbólicamente la figura del mándala, el
alma del mundo, del “Yo ideal” que se haya en contraposición del
limitado “Yo empírico”. Esto anuncia el fenómeno de los platillos
voladores, ovnis, la crisis espiritual marcada por la proyección del
inconsciente colectivo del agotamiento de una era y la llegada de la
nueva, con fuerte contenido simbólico femenino.
Integrar al hombre con la totalidad de él mismo es correlativo de
integrar las visiones que desde diferentes especialidades nos forman:
científica, social o artística; integradas multidisciplinariamente
enriquecen los contenidos de la psicología analítica. Sin embargo, en
la realidad el sueño de Jung se han convertido en una pesadilla de egos
y malentendidos que han generado más que una herramienta, una empresa;
él mismo, aún en vida, señalaba que la gran mayoría de sus seguidores
no lo habían leído, y hoy día eso no ha cambiado mucho, sigue
predominando el Mal que anunciaba: la ignorancia acompañada de elitismo
y supuesta sabiduría.
El principal legado que nos deja está reflejado en la bondad que
encontraron sus últimos años de vida: en uno de sus viajes, conversando
con un viejo jefe Siux, se cautivó cuando el viejo sabio le dijo que en
su pueblo pensaban con el corazón. Así, al cerrar su obra, nos deja la
reflexión sobre el eros, “...
las manifestaciones arquetípicas se basan en premisas instintivas y no
tienen nada que ver con la razón; no están fundamentadas racionalmente
ni pueden omitirse mediante argumentos racionales”.
El eros, fuera de toda influencia racional, conformado por lo divino,
no puede explicarse, pero sí nombrarse: amor. Esta palabra, que crea
una imagen de la que se alimenta la vida, fue durante su existencia la
razón de su búsqueda en algún lugar del hombre, fuera de la ratio.
Integrado a la totalidad, el amor es la cosmogonía de todo
conocimiento. Tener una actitud a través del amor, sin explicarlo, sin
describirlo, es vivir en el tiempo y a través del tiempo.
Autoconocernos en lo más profundo de nosotros mismos es encontrar el
amor, que nutre la realidad a la que pertenecemos, y al crearla nos
transformamos en lo que sentimos y pensamos, reconectando de nuevo
todas nuestras potencialidades, en el camino de la individuación.
Lic. Fernando Silva García
Lic. en Derecho y Ciencias Políticas.
Especialidad en historia de las
religiones, Inst. de investigaciones filológicas, UNAM.