Tema del Mes > Julio 2014

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Redimiendo la palabra "soledad"

“Quien mira hacia afuera sueña,
quien mira hacia adentro despierta.”
C.G. Jung.


Si yo miro hacia afuera sueño, veo mis fantasías, mis deseos, mis anhelos, es mi mundo de proyecciones. Si yo miro hacia adentro, de acuerdo a Jung, despierto, dejo de anhelar, desear, de perderme en mis proyecciones, por consiguiente, me acerco a lo que realmente es el Ser (aquello que Jung llama “el desconocido de sí mismo”)... ¡¡ esto es una invitación a la soledad !!

La soledad no es lo mismo que el aislamiento. La soledad es poder estar en lo más íntimo de nuestro Ser, siempre y cuando no nos asustemos de lo que emerja aquí.

La gente común no está acostumbrada a oírse a sí misma, por ello es que usa distracciones (i.e., desde el ruido hasta la música, la imagen en todas sus formas —periódico, Tweeter, Facebook, TV—, etc.); pocas veces se da ese permiso de entrar al silencio del Ser, que algunas veces pareciera como un inmenso desierto, que por cualquier rumbo que tomemos nos llevará a algún lugar; o el inmenso océano, que nos invita a la profundidad; o ir hacia el infinito, a la amplitud del mismo cielo; todas estas son imágenes que se me ocurren cuando entro en ese estado de soledad.

En ese tiempo y espacio me muevo como un ser unicelular,
que a veces toca con otros seres y entonces
se produce un ruido, un sonido, una chispa, una luz,
una caricia, un soplo, un aroma y ahí... ¡¡ la magia !!


Hay quien teme la soledad porque la considera depresión, o le da miedo lo que surge de ese espacio y tiempo. Paradójicamente, es un vacío con todas las posibilidades de creación y existencia, sin embargo, ellos sólo viven lo amenazante. La depresión es una presión hacia abajo, hacia lo profundo de nuestro Ser, es un camino, un laberinto diferente al del diario vivir. ¡¡Cuántas riquezas —y cuántos horrores— encontramos caminando en ese interior !!

Para crear es mejor abandonar expectativas y juicios; sólo se necesita que esté yo y mi otredad, para fecundar una nueva idea, actitud, forma de vivir o perspectiva de vida. Autores como Allan Poe, Proust, Hesse, entre muchos otros, se han detenido a crear en esa amplitud que da la soledad, en ese silencio. Aquí es donde creo que se puede conocer a Dios y al diablo, lo oscuro y lo luminoso, la belleza y el horror.

Me gustaría poder redimir la palabra “soledad” desde su aspecto más hermoso, que es la invitación a la creación. Por ejemplo, uno de los mejores momentos para hacer el amor es cuando hemos tocado nuestra soledad y nos nace el deseo de compartirnos con el Otro y a éste con nosotros, deleitándonos en la creación del eros. Igual sucede al escribir un libro, o crear un pintura, etc.

En el Tarot hay dos cartas que nos hablan de soledad y silencio: una es la del Loco, y la otra es la del Ermitaño. Son dos formas diferentes de soledad y silencio. El Ermitaño, el que nos interesa ahora, es el que vive el silencio de la soledad, el silencio anterior a la creación. De esta última emergen imágenes del mundo interior que serán plasmadas en nuevas formas del mundo exterior.

Jung también necesitaba estar solo para poder crear. Es en esa soledad, como diría él mismo, donde logramos una unidad interior segura, con la cual nos sentimos más aptos para exponernos al mundo exterior, y además con menos miedos a quedar confundidos o vernos perdidos en el Otro, en lo de afuera, en el soñar, en el proyectar.

Entonces, ¿por qué huye el ser humano de sí mismo, en el ruido, las ocupaciones, las redes sociales, los entretenimientos y relaciones sin sentido, etc.? Porque, al relacionarse consigo mismo, en esa soledad que lo enfrenta con lo que “realmente es”, siente un profundo miedo ante la perspectiva de diferir de lo que le han dicho debería ser, pensar y sentir, un profundo miedo a alienarse de lo que sucede en nuestro mundo.

Dos aspectos importantes a diferenciar son: el vivirnos aislados y el vivirnos en soledad. Podemos estar aislados del mundo, pero en nuestra soledad estar con nosotros mismos y, por tanto, no estar solos. Sin embargo, en relación al aislamiento, hay la historia de una paciente que nos puede dar idea de cómo el aislamiento, bajo ciertas circunstancias, puede impedir estar en soledad: dicha paciente, siendo bebita, tuvo una infección pulmonar; la calefacción de la casa era la cocina con su hoguera, y para ayudarla a sanar pusieron su cuna en una habitación arriba de ésta. Toda la familia se congregaba a diario ahí, abajo, pero a ella la visitaban muy pocas veces. Actualmente, aquel aislamiento le ha impedido vivir su soledad, pues le produjo el miedo a estar sola; ahora necesita estar acompañada.

El mundo exterior puede ser el mundo del caos, del ruido, del ajetreo, del crear relaciones materiales afectivas, pero es en el mundo interior, en esa soledad preexistente al caos de la vida, en donde puede emerger una nueva existencia. Es también en la soledad, en el silencio, donde emergen todos nuestros fantasmas, sirenas, ogros, monstruos, dudas, miedos. Pero si nos atrevemos a entrar y permanecer, hasta irnos despojando de todos estos obstáculos, podremos encontrar ese silencio que existe en aquellos lugares tan remotos de la Tierra donde no hay civilización, y constatar que después del terror inicial se halla lo maravilloso del Ser.

¡¡ Y todo esto es sólo un fragmento de la redención de la soledad como invitación a la creación !!

Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Julio de 2014


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