Tema del Mes > Julio 2013

Nota: Lo invitamos a participar, enviando a nuestro E-Mail
sus comentarios respecto al Tema del Mes y Temas de Meses anteriores,
que con gusto haremos llegar a los autores respectivos.


Este mes les presento dos breves interpretaciones del bello cuento de la tradición Innuit "La Mujer Esqueleto". La primera es a través de la danza, y la segunda es de forma analítica. La doctora Clarissa Pinkola Estés, en su libro Mujeres que corren con los lobos, hace un análisis más amplio y detallado.

Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Julio, 2013


"La Mujer Esqueleto"
(cuento de la tradición Innuit)

Interpretado por:

Dra. María Guadalupe Abac Archundia




Móviles y Tablets:
ver desde Veoh.com

Interpretación analítica

Para mí este cuento trata de la redención de la carne, no la carne como tal sino como metáfora de la sustancia de vida, que muchas veces proyectamos en el amor.

El cuento inicia en que, dada alguna transgresión previa, la joven es castigada y condenada a morir, echada al lago... ¿qué podría significar esto? Es una joven, lo femenino, que transgrede a lo masculino, al padre, y es eliminada en el lago; eliminada en la posibilidad de una vida emocional, activa, en la tierra, acá arriba, y queda sumergida en una introversión, un alejamiento de lo humano, entrando en una inconsciencia, perdiendo la carne. Es comida por los peces, queda sólo el esqueleto (la muerte, el aspecto espiritual), es decir, queda sólo lo esencial... al perder la carne se pierde lo sensual, la sexualidad, la capacidad de relación con lo que es el mundo.

El pescador tampoco pertenece a lo colectivo, es un ser solitario, ajeno a su comunidad; por consiguiente no sabe que en ese lugar está prohibida la pesca, porque ahí hay cosas que suceden fuera del ámbito de la normalidad, de lo común. Solamente un solitario, alguien fuera del grupo colectivo, por ignorancia, se asoma o acerca a lo prohibido.

Desde aquí podemos ver que puede haber un proceso de redención de ambos, o una perdición... son esos encuentros de pareja en que ambos pueden tener la posibilidad de rescatar el corazón, el amor y la vida. ¡Vamos a ver qué sucede en este cuento!

El pescador, como muchos de los seres humanos, la mayoría, siempre estamos pensando en la solución total de nuestros problemas, la panacea, lo que resuelva ya toda nuestra vida, sin darnos cuenta de que justo ésta está bajo la sombra de la Mujer Esqueleto, que es la esencia de la vida, el Proceso de Individuación, no hay nada que se encuentre como solución final o panacea.

Es como si un hombre o una mujer pensara que el haberse encontrado con el amor sea ya la solución de toda su vida. O el haber hecho un logro sea ya para toda la vida, ¡y no!... solamente es el primer encuentro. Aquí lo interesante, desde el punto de vista del hombre, de lo masculino, es que tiene que redimir a lo femenino; y desde el punto de vista de lo femenino, es que tiene que encontrarse con el hombre que sea capaz de extraerla de las aguas profundas, llevarla consigo y, a través de la compasión, desenredarla, armarla y darle abrigo.

El hallazgo, el encuentro, es aquello que es importante para la psique, para el alma (para Pinkola Estés, el tesoro); muchas veces el hallazgo que tenemos no es lo perfecto, lo que queríamos, sino al contrario, lo imperfecto, lo no terminado, lo castigado, lo que hay que redimir. Una vida con un sentido espiritual y de alma, es todo ese trabajo que se hace en el día a día, momento a momento, para recuperar lo que perdimos, para sanear la herida. A mí me gusta este cuento porque significa recuperar la carne, recuperar la sensualidad, recuperar inclusive la cotidianidad mundana, y relacionarnos con ella y con el otro; como dice en la narración, piel a piel, es decir, con el contacto de nuestra primera defensa, que es la piel; pero para ello hay que recuperar la carne, lo sustancial.

A mi consulta llegan parejas que quieren entender o entenderse, en las dificultades que tienen, después de haberse caído o perdido el espejismo de la pareja ideal, o de lo ideal. Y, si realmente hay un trabajo profundo en cada uno de ellos, se dan cuenta de que reflejan lo que al otro le falta o lo que tiene que transformar, redimir, en sí mismo, pero que se lo ha puesto a la pareja, o se lo proyecta.

Y en relación a la búsqueda de la pareja (lo que Pinkola Estés señala como el arquetipo del Cazador/Pescador/Buscador), lo interesante es que en la vida: a veces hacemos una búsqueda pensada, meditada, reflexionada; otras veces los hallazgos son sorpresivos; y otras más, nos tropezamos con el mismo tipo de pareja, que nos va a ayudar a encontrarnos a nosotros mismos. Algunos necesitan varias parejas; otros se topan con la “misma pareja”, pero con distinto nombre, y cada pareja nueva va agregando nuevos conocimientos a quien va buscando, al enamorado; y otras veces, en una sola pareja, se pueden tener todos los procesos de conocimiento de lo desconocido en uno mismo. En todos los casos, el otro es un espejo de nuestra alma y nuestro espíritu. ¡En las proyecciones uno puede verse a uno mismo!

En el cuento, encontrar a la Mujer Esqueleto no significa el hallazgo con lo que deseamos encontrar (lo bonito, lo intenso, lo agradable y aceptable), sino el hallazgo con lo que “no esperamos encontrar” (las dificultades, las confrontaciones, las intensidades o la carencia de la carne).

Generalmente, el Ser Humano está esperando a que el de afuera o lo de afuera lo entretenga, lo motive, y no nos damos cuenta de que es en la cotidianidad, en el aspecto del diario estar, que podemos internarnos en lo esencial de nosotros mismos, y entonces tener alimento para mucho tiempo, sin la expectativa de que sea el otro quien nos anime.

Y esas expectativas pertenecen a la fase inicial del encuentro, la del enamoramiento, tan llena de entusiasmo, efervescencia, impulso, pero que necesariamente se tambalea y termina. La verdadera relación se da sólo cuando el Cazador/Pescador/Buscador y lo femenino hallado, o el elemento encontrado, pueden realmente sostenerse en el develamiento de lo que son los seres reales, quitándoles las proyecciones con que adornamos el encuentro. En este cuento, el pescador tiene expectativas de pescar algo, de encontrar algo, aunque sea pequeño; y, al sentir que el sedal queda prendido de un objeto pesado, él comienza a tener expectativas de esta pesca, sobre la solución completa de su vida; justo lo que nos sucede muchas veces al inicio de un encuentro, imaginando expectativas para toda la vida.

Viéndolo desde la perspectiva de las proyecciones que podamos poner en la etapa del enamoramiento, la Mujer Esqueleto, mujer que fue castigada, tiene que sanearse, recuperar la carne, para lo que (en el encuentro con lo masculino y en el ser encontrada) tiene que ir más allá de las proyecciones primarias, de expectativas que no son reales, y empezar con lo que es la sustancia, la encarnación. Esto muy pocas parejas lo sostienen o pueden llevarlo a cabo, porque en términos generales queremos sólo las mieles y no el trabajo genuino, el real, ese que sana las heridas.

Es interesante que, en el cuento, el pescador no se deshace de la Mujer Esqueleto, porque está atorada en el hilo de su anzuelo. Hay una liga en la relación, un hilo conector, ambos pueden trabajar en la relación amorosa, proyectándose el uno en el otro (ya que sólo amándonos es como podemos ir descubriéndonos). El amor está implícito en el sedal, el hilo que los une. ¡Mientras estén enganchados hay posibilidad de descubrirse! Es también este enganche con el hilo de pescar lo que permite que ella comience a tener vida, al comer el pescado que pudo atrapar cuando fue arrastrada por el pescador. Yo siento que en una relación, mientras estén juntos (aunque sea con dificultades, manteniendo la conexión con el sedal y se esté despertando y alimentando la vida), hay oportunidad para ésta.

La relación es una historia mutua, en la que hay un enredo que los une. La huída del pescador simboliza todos esos miedos que afloran ante el encuentro con el amor y su inseparable consecuencia: la aparición de la Mujer Esqueleto.

Este encuentro lo veo desde la perspectiva de la redención de la mujer o del castigo (Pinkola Estés lo ve desde el punto de vista del encuentro del amor para el hombre; ahí lo femenino descarnado, la Mujer Esqueleto, será su gran maestra, quien le va a enseñar el significado y la esencia del amor). Para mí, lo femenino, para la Mujer Esqueleto, el hecho de estar enredada y ser llevada a un lugar de contención e intimidad, de calor, de compasión, le permite redimirse, y empieza a aparecer la vida en el ámbito de las necesidades humanas.

Y es esta actitud del pescador hacia la Mujer Esqueleto, o el Ánima del hombre, de compasión, de cuidados en el acomodar sus huesos, de darle cobijo, lo que la redime. Esta actitud es la capacidad de conmovernos, de tener compasión ante lo doliente, ante lo no bello del otro, y acogerlo amorosamente.

La función del desenredo es muy importante... en nuestros miedos frente al otro tenemos que desenredar el hilo en el que fuimos atrapados ambos, y entender esta acción. Ese hilo nos jala, nos une, pero lo tenemos que desenredar para retomar nuestra individualidad y relacionarnos con las menos proyecciones posibles. Y es sólo así que puede emerger el acompañar al otro, el entender al otro, a partir de lo que éste es y no de lo que quisiéramos que fuera.

Y cuando podemos comprender al otro es que surge esa confianza de ser recibidos y de recibir. Algunas personas describen la confianza como un hilo delgado que une a dos personas; hilo que cuando se rompe se puede anudar, pero entonces, al deslizar los dedos sobre éste habrá ya un tope, un detenimiento; por eso es tan importante el desenredo y el vernos uno al otro, y lograr la confianza, que es lo más difícil. En esa confianza podremos, como el pescador, dormirnos al lado del otro, el que antes nos era ajeno, extraño.

En el cuento, es interesante que la Mujer Esqueleto beba la lágrima que emerge del pescador en su estado inconsciente. La lágrima emerge generalmente para refrescar la sequedad, en ocasiones como muestra de alegría, pero sobre todo como muestra de dolor. Se dice que una lágrima de dolor es la gota del ámbar, como en los mitos de las Meleágrides y de las Helíades, y son algo muy valioso; además, en la Mujer Esqueleto es lo que apaga su sed de mucho tiempo. Es aquí cuando en la relación se da ya una correspondencia de sentimientos, y a través de ésta puede haber una transformación en ambos.

Ella bebe la lágrima, y a continuación le saca el corazón; el sonido del corazón es como un tambor que resuena, que da vitalidad, es decir, significa los sentimientos, los afectos, la vida. Es a través de los sentimientos con ese sonido que ella comienza a recuperar la carne, lo que la hace humana, mujer, lo que la cura, al transformar el castigo inicial en el encuentro de la relación de amor con el otro. Es a través de los latidos como ella va recuperando, parte por parte, su cuerpo, su sensualidad, su feminidad, su Ser.

Y es entonces, al reencarnarse, al volver a tomar carne, al recuperar su sensualidad y su forma de mujer viva, que puede acompañar al hombre, en una nueva forma de relación.

Finalmente, todos esos aspectos y afectos inconscientes que antes se la comieron, ahora, al transformarse, al redimirse, a través de la compasión y los cuidados de él, los van a nutrir por el resto de sus vidas. Es cuando en la pareja podemos hacer conscientes nuestros deseos, anhelos, frustraciones, miedos, y llevarlos a cabo en la vida, ¡pero en forma creativa!

Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Julio, 2013

LogoSmall