Tema del Mes > Junio 2016

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que con gusto haremos llegar a los autores respectivos.


El Ánimus ideal
por Dra. María Guadalupe Abac Archundia

Siguiendo con el tema de los arquetipos, este mes quiero abrirlo con el motivo del “Ánimus ideal”, para lo cual comparto con ustedes dos formas de abordarlo...

La primera forma es a través de dos películas, basadas en la novela de Stefan Zweig, “Carta de una desconocida”, escrita en 1927, que me gustaría las apreciaran y las reflexionaran, y también saber sus comentarios, con los cuáles continuar el tema el próximo mes.

“Carta de una desconocida”, filmada en 1948, dirigida por Max Ophüls...
https://www.youtube.com/watch?v=vRuggPipZO0

“Carta de una mujer desconocida”, filmada en el 2004, por la directora, guionista y protagonista Xu JingLei...
https://www.youtube.com/watch?v=lIw1u_KkRKI

La segunda forma de abordar el tema es un reconocimiento que hace Editorial Fata Morgana a la obra de Emma Jung, compañera de vida de C.G. Jung, quien también fue analista y escritora. Hay dos libros escritos por ella: “La leyenda del Grial” (en coautoría con M.L. von Franz), y “Ánimus y Ánima”, editado en español por Editorial Paidos, hace mucho tiempo.

Para hacer este reconocimiento quiero compartir con ustedes un extracto de ideas sacadas del libro “Ánima y Ánimus”, para que conozcan un poco del acercamiento que ella tuvo hacia dichos conceptos, y tal vez los invite a adentrarse más en su obra. He aquí una síntesis sobre su visión del arquetipo del Ánimus:

SOBRE LA NATURALEZA DEL ÁNIMUS Y EL ÁNIMA COMO SERES ELEMENTALES
Extracto de ideas del libro "Ánima y Ánimus", de Emma Jung.
Tiempo estimado de lectura: 12 min.

EN GENERAL

El Ánima y el Ánimus son figuras arquetípicas pertenecientes a la consciencia individual pero enraizadas en el inconsciente colectivo, así formando un puente entre lo personal y lo impersonal, la consciencia y el inconsciente. El Ánima es femenina y el Ánimus masculino.

Jung comprende estas figuras como funciones complejas que se conducen en formas compensatorias a la personalidad externa, es decir, se conducen como personalidades internas, exhibiendo características que están faltando en nuestra personalidad externa.

En un hombre estas características son femeninas y en una mujer son masculinas. Normalmente estas características, tanto las femeninas como las masculinas, hasta cierto grado, están siempre presentes en cada persona, pero están indiferenciadas (usualmente la femenina en el hombre y la masculina en la mujer), y no tiene un lugar en el funcionamiento exterior de la persona, porque perturba su adaptación al mundo, su ideal establecido de sí mismo.

El carácter de estas figuras no está determinado por las características latentes sexuales que representan; está condicionado por la experiencia que cada persona ha tenido en el transcurso de su vida con los representativos del otro sexo, y también por la imagen colectiva de la mujer —que lleva consigo la psique del hombre individual— y la imagen colectiva del hombre —en la psique de la mujer individual. Estos producen una entidad que no es ni sólo una imagen ni sólo experiencia, sino algo no totalmente coordinado en su actividad con las otras funciones psíquicas. Se conduce como si fuera una ley hacia sí mismo, interfiriendo en la vida del individuo como si fuera un elemento extraño, algunas veces colaborador y otras perturbador y/o destructivo.

ÁNIMUS

El principio masculino esta representado por el LOGOS, poder dirigido que, presentado en su secuencia progresiva de desarrollo, es primero acción o hecho, luego palabra, y después significado. Como si fueran hombres sobresalientes en poder físico, o de acciones/hechos, de palabra o de sabiduría, así las imágenes del Ánimus difieren de acuerdo con el estado particular de desarrollo o de potencialidades naturales de la mujer. Esta imagen puede ser transferida a un hombre real, quien representa el papel del Ánimus a causa de su semejanza con éste. Con frecuencia las transiciones no son tan claras, porque poder y acción se condicionan mutuamente, y palabra y significado son en esencia de orden intelectual.

Estas son mujeres en quienes los aspectos del poder y acción de la masculinidad están ya coordinados armoniosamente con su propio principio femenino, prestándose ambos una ayuda efectiva. Estas son mujeres activas, energéticas, valientes y poderosas. En general, se puede asumir que las formas más primitivas de la masculinidad han sido ya asimiladas por estas mujeres, quienes han encontrado cómo aplicarlas y combinarlas, de manera completa, en sus vidas femeninas. El problema de las mujeres de hoy día parece yacer en su actitud hacia el Ánimus-Logos, al elemento intelectual masculino y la extensión de la consciencia en general. Las mujeres han aprendido que no pueden convertirse en semejantes a los hombres, que primero son mujeres; sin embargo, una cierta cantidad del espíritu masculino ha sido madurado ya en la consciencia de ellas, y deberá encontrar su lugar y efectividad en su personalidad.

Si una mujer no confronta el problema, si no se enfrenta adecuadamente con las demandas de la actividad intelectual o consciencia, el Ánimus actuará autónomo y negativo, y trabajará destructivamente, sobre su propia individualidad y en sus relaciones con los otros. Si la posibilidad de un funcionamiento espiritual no es admitido por la mente consciente, la energía psíquica intentará entonces regresar al inconsciente, y ahí activar el arquetipo del Ánimus. Éste, poseído de dicha energía, se hace muy poderoso y funciona automáticamente, y puede avasallar al ego consciente y dominar la personalidad total.

Un ejemplo del uso de esta espiritualidad puede ser expresado en la religión, al transferir el Ánimus y sus problemas asociados al Más Allá, al Dios-Padre, el cual era un aspecto suprahumano del Ánimus, aunque en nuestros días ya no lo es más.

Otro ejemplo lo vemos en la cantidad de energía psíquica que previamente era requerida por las mujeres para mantener un estado de disposición para la tarea biológica de dar nacimiento, y que con el control de la natalidad ya no es necesaria. Los logros de la tecnología han substituido y dado nuevos medios para muchas tareas, entre éstas algunas para las que previamente las mujeres aplicaban su invención y su espíritu creativo.

Las mujeres experimentan el problema del Ánimus, el principio espiritual, tal como ellas lo han concienciado en el mundo exterior (en el padre, hermano, maestro, iglesia, estado, sociedad, etc), y luego a través de un hombre, como un guía e intermediario (pues la mujer no puede encontrar acceso directo a las formas del espíritu). Este guía o intermediario se convierte entonces en el portador de la imagen del Ánimus, y mientras la proyección trabaje o funcione, no hay un conflicto real en la mujer.

Con frecuencia la mujer intenta una transferencia total de la imagen del Ánimus y proyecta las actividades que van con esto, así que supone que el hombre a quien transfirió la imagen del Ánimus tiene que actuar todas las funciones que han permanecido no desarrolladas en ella (ya sea pensamiento, o poder a la acción, o responsabilidad al mundo exterior). Y con frecuencia, tal estado de proyección exitosa no es de larga duración, porque la incongruencia entre la imagen y el portador de la imagen se convierte en obvia. Un arquetipo, tal como el Ánimus, nunca podrá coincidir con un hombre individual, porque individualidad es realmente lo opuesto del arquetipo, ya que lo que es individual no es en ninguna forma típico. Cuando esta discriminación entre la imagen y la persona se manifiesta, la mujer primero trata de engañarse a sí misma, y cuando esto no funciona, con frecuencia trata de hacer del hombre lo que ella piensa que debería ser, lo que para ella representa.

El problema es que la mujer que esta poseída por el Ánimus da muy poca atención a su propia tendencia “intelectualidad/masculina/Logos”, o no lo hace de una forma correcta. Lo que realmente es necesario es que la “intelectualidad/femenina/Logos” de la mujer se ajuste dentro de su naturaleza y su vida, logrando una cooperación armoniosa entre los factores masculinos y femeninos, y que ninguna parte esté condenada a la existencia de sombra. La cura existe en la separación de la proyección, en reconocerla como tal, para entonces liberarse del objeto. A través de esta separación podemos reconocer que estamos tratando con una entidad interior, y aprender a conocer su naturaleza y efectos, y distinguirla de nosotras mismas.

Es muy difícil para una mujer darse cuenta que algunos de sus pensamientos u opiniones son dictados por el Ánimus, y no son su propia y particular convicción, porque el Ánimus tiene a su disposición formas de autoridad agresiva y poder de sugestión. La fuerza de sugestión se efectúa debido a la propia pasividad y carencia de habilidad crítica.

Una de las formas más comunes en que el Ánimus se expresa es cuando la mujer hace juicios en formas completamente irrefutables; también, con frecuencia, cuando ella no siente el impulso de pensar las cosas desde el principio hasta el final, y realmente comprender las ideas que adopta. Su no-desarrollado poder de discriminación la lleva a tratar de la misma forma las ideas valiosas, las inútiles y las no-valiosas, porque cualquier cosa sugestiva para su mente le hace una impresión enorme y ejerce una fascinación pavorosa. Por otro lado, esta falta de discriminación tiene un lado positivo: la mujer es menos prejuiciosa, más imparcial, y por esto con frecuencia descubre y alaba valores espirituales más rápidamente que el hombre, para quien su poder crítico desarrollado tiende a hacerlo prejuicioso y desconfiado, y a menudo le toma más tiempo reconocer un valor que a una persona más imparcial.

El pensamiento real de las mujeres es muy práctico y aplicable, es algo que usualmente describimos como un “sentido común”, y es dirigido a lo que está cercano, a la mano y es personal. En general, se puede decir que la mentalidad femenina manifiesta un carácter pueril, no desarrollado o primitivo: en lugar de sed de conocimiento tienen curiosidad; en lugar de juicio, prejuicio; en lugar de pensamiento, imaginación o ensoñación; en lugar de voluntad, deseo. Donde un hombre se esfuerza por conocimiento y comprensión, ella se contenta con fe o hace suposiciones.

Mientras en el hombre el Ánima aparece casi siempre en forma completamente definida, tales como madre, amante, hermana, hija, amada, esclava, sacerdotisa o bruja (con las características oscuras y claras, colaboradoras o destructivas, nobles o innobles), en la mujer el Ánimus aparece como una pluralidad de hombres, o como un grupo de padres, un consejero, un juez, o un conjunto de hombres sabios, o también como un artista de rápido-cambio.

Mientras que el Ánima esta caracterizada por el hecho que todas estas formas son al mismo tiempo formas de relación, la figura del Ánimus no necesariamente expresa una relación. Correspondiendo a la orientación característica del principio de Logos, esta figura puede aparecer en escena en forma objetiva, aunque sin relación alguna, lo cual es una cualidad característica del espíritu. Por ejemplo, en sueños o fantasías, el Ánimus aparece brevemente en la figura de un hombre real, como padre, amante, hermano, maestro, juez, sabio, artista, filosofo, constructor o monje, etc.

Otra instancia del Ánimus es la función de “Guardián del Alma”, que nos guía hacia algo, y que pertenece a la forma suprapersonal, superior, del Ánimus, que no puede ser asimilada a una función subordinada a la consciencia sino que permanece como una entidad superior, que desea ser reconocida y respectada como tal. Esta forma superior, suprapersonal, es el Ánimus personal que pertenece a las mujeres como individuos, su propio elemento masculino o espiritual, que corresponde a sus dotes naturales, mismas que pueden ser desarrolladas dentro de una función consciente, o actitud, coordinadas con la totalidad de su personalidad.

El Ánimus puede —y debería— ayudar a las mujeres a adquirir conocimiento y una forma más impersonal y razonable de mirar las cosas, lo cual puede ayudarla en el campo de las relaciones, al balancear su simpatía subjetiva.

Una vez más, les agradezco sus comentarios del tema de mes anterior. Espero que también este mes haya muchos comentarios sobre este nuevo tema relacionado a los arquetipos, el Ánimus ideal, así como de las películas señaladas y las ideas de Emma Jung sobre el ÁnimusFlag Counter

Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Junio 2016

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