En la gran mayoría de los países actuales del mundo se conmemora cada año el “Día del Trabajador” en los primeros días de mayo, el más común es el día 1 de mayo.

El tema del trabajo, y del trabajador, es un tema atemporal, pluricultural y arquetípico. Prueba de ello es que en toda mitología, entre otras cosas, se describe la actividad y funciones de cada deidad para lograr el orden cósmico, lo cual debe dar ejemplo a los seres humanos en su terrenal vida.

En Editorial Fata Morgana no hemos aún publicado un libro específico sobre este tema (aunque en todos nuestros libros está implícita la actividad divina y la humana, y su estrecha relación), pero nos gustaría este mes dejarles algunas reflexiones al respecto.

Lo que ahora deseamos señalar es la relación entre la actitud creativa y la mera actividad laboral, cuyos motivos pueden ser exteriores o interiores, impuestos o elegidos, constructivos o destructivos, mundanos o trascendentes, etc.

La primera consideración es social, pues numerosas religiones e ideologías, desde la antigüedad hasta nuestros días, han asociado el trabajo con un castigo o una obligación. Ya sea de forma religiosa, ideológica, militar, política o económica se crean las condiciones para que el miedo, la superstición, la necesidad, el hambre, la violencia, o incluso una supuesta superación personal y social, obliguen a los individuos a laborar, a veces bajo condiciones infrahumanas.

En segundo lugar, psicológicamente hablando, tener que trabajar es como ser sacado del “Paraiso primigenio”, es decir, es tener que dejar nuestra infancia y adolescencia, y estar dispuestos a tomar la responsabilidad de nuestra adultez.

Sin embargo, también se puede ejercer el trabajo con una actitud creativa, no sólo como castigo; tal actitud creativa es el gusto interior por ejercer una cierta actividad (me viene a la mente el cuento de Blanca Nieves y los Siete Enanos, que todos los días salían cantando contentos a realizar su labor cotidiana), o los Dáctilos, ayudantes de la Gran Madre Rea.

La actitud creativa en el trabajo nos permite satisfacer nuestras humanas necesidades cotidianas, personales y colectivas, y nos permite lograr cosas extraordinarias, porque su premisa es el goce por hacer lo que hacemos, que imperen el aspecto lúdico, la libertad y la autonomía… es algo así como una pretensión de imitar el hacer de los dioses, quienes no trabajan, sólo crean.

Muy pocos individuos logran esta actitud creativa hacia la vida, pero en cierta forma su elección depende de nosotros mismos. Ojalá algún día la humanidad conmemore también anualmente un “Día de la Creatividad”.

Los invito a enviar sus comentarios personales, pues este tema nos atañe a todos.