Editorial Fata Morgana
festeja, este mayo de 2020,
una labor de 30 años
de trabajo editorial,
dedicados a la
difusión del pensamiento junguiano en idioma español.
A la fecha tenemos
publicados 25 libros,
y cada uno de estos ha sido
elaborado como un proceso creativo único,
digamos que “bordado a mano”,
pues en cada libro se ha puesto todo nuestro empeño.
¡Y pronto estará listo el próximo libro, el número 26!
¡Les agradecemos mucho, a
ustedes lectores,
su constante interés de 30 años en nuestro trabajo editorial!
Y hablando de los procesos creativos, pero en el contexto actual
mundial de reclusión, aridez, desolación, miedo, causados por la
presencia titánica y tiránica de un virus, constato a diario en mi
práctica analítica que en momentos de crisis surge una gran cantidad de
ingenio y creatividad para salir adelante.
Por ejemplo, nuestro colaborador, el arquitecto Juan Carlos Rodríguez
Leal, ha sabido encausar su tiempo y energía a través de la fotografía;
de su trabajo creativo escogí la imagen de un cactus y su flor, que me
llamó la atención. La flor
como representación de lo bello surgido de lo árido. Así la editorial
desea que el mundo resurja, con una nueva propuesta de vida más
comunitaria, con más alma y espíritu, con una nueva consciencia
colectiva para valorar a nuestro planeta y
a nuestros congéneres.
También, y como una reflexión personal sobre el momento actual,
inspirada en una analogía con dicha fotografía del cactus y su flor,
la profesora Leticia Serrano Méndez, ya conocida por ustedes por sus
anteriores colaboraciones en los Temas del Mes, nos presenta un nuevo
escrito, ilustrador y esperanzador.
Por último, quiero participarles una noticia no grata, relativa al
mundo junguiano latinoamericano: el reciente y sensible fallecimiento
del analista junguiano Horacio Ejilevich Grimaldi, quien desde 1986 fue
Presidente de la Fundación C.G. Jung de Psicología Analítica de la
República Argentina.
¡Descanse en Paz, Horacio
Ejilevich Grimaldi!
Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Mayo de 2020
Fotografía:
Juan Carlos Rodríguez Leal, 2020.
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Enseñanza
Por Leticia Serrano Méndez
Entre todo el material
que circula en redes sociales a raíz de la
pandemia, están esos videos que hablan de lo mucho que aprenderemos los
humanos de esta situación. Que si seremos más cuidadosos con el
planeta, que si valoraremos lo verdaderamente importante en la vida,
que si los niveles de consumo y nuestra forma de relacionarnos
cambiará, que si saldremos más fortalecidos, etc. Se apuesta a que
seremos mejores con nosotros mismos, con nuestros semejantes, con los
animales, el medio ambiente y el planeta.
Mi escepticismo a ultranza salta, no porque no desee que las cosas sean
diferentes sino porque conozco la naturaleza humana en sus aspectos más
egoístas, ruines, obscuros. Especialmente cuando de situaciones
económicas y políticas se trata.
¿Aprenderemos realmente la lección? No lo sé a ciencia cierta, pero a
lo que si podemos apostar es al cambio personal antes que al político.
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A esa tarea que nos toca a
cada una/uno como habitante de este mundo, y una de las tareas
apremiantes en estos momentos es vivir y sobrevivir esta situación.
En este sentido ¿puede una flor y su cactus, o un cactus y su flor,
enseñarnos/me algo? Ante la hermosa fotografía tomada por Juan Carlos
yo diría que sí...
Sí, la quietud, guardar la calma… esperar.
Contactar con la placidez
y la belleza de existir;
como los cactus, tomarse su tiempo para florecer.
Estar de pie no a pesar de la noche y las espinas, sino gracias a la
noche y las espinas.
Descubrir lo sublime de
poder mover el cuerpo, abrir los brazos como pétalos,
así, regios y maravillosos, y agradecer no por las grandes batallas y
la vida pública,
sino por los actos cotidianos, domésticos.
Estar feliz como este
cactus, agradecida, en casa