Este mes
recibimos de don Enrique Galán Santamaría un nuevo regalo a la
editorial; ahora nos habla sobre los distintos aspectos de la
creatividad, lo cual es un tema muy ad hoc al inicio de la primavera,
que es un despertar de la creatividad máxima de la Naturaleza. La
riqueza del tema nos exhorta a activar lo que Jung llamó el “instinto
de creatividad”… muchas gracias Enrique por este regalo !!!
Dra.
María Guadalupe Abac Archundia
Abril 2018
Creatividad, la naturaleza humana
Por don Enrique Galán Santamaría
Si algo define el fenómeno humano, en contraste con
el resto de los animales, es la proliferación de creaciones
artificiales (esto es, según arte) que se superponen a la Naturaleza.
Por poner un ejemplo tópico, allí donde el castor crea un dique, el
pájaro su nido o las termitas su túmulo, el humano levanta sus presas
para la producción de energía eléctrica, pirámides y catedrales para
comunicarse con un más allá transcendente o esas megalópolis de
complejidad creciente. Por otra parte, la línea que va desde el
lenguaje de las abejas a los miles de idiomas humanos permite entrever
que el hecho cultural humano es también a su vez un hecho natural. Eso
ha llevado a pensar que la consciencia específicamente humana, la
autoconsciencia, es el modo en que la Naturaleza se hace consciente de
sí misma, y que por lo tanto no hay una oposición entre naturaleza y
cultura, como no la hay entre espíritu y materia, dicotomías propias de
la metafísica occidental. Así pues, la creatividad humana sería una
especialización de la creatividad de la Naturaleza.
En un seminario que estoy impartiendo en Madrid bajo
el título de «Creatividad y símbolo» compruebo los muchos contenidos
que conviene tener en cuenta para acercarse a este particular. La mera
noción nuclear de creación supone contemplar la historia en su
conjunto. Qué sea una novedad, con su discontinuidad, o una innovación
apoyada en una tradición, implica una perspectiva poliédrica que haga
justicia a las diferentes facetas puestas en juego. La Historia humana
lo es de sus tecnologías, se apliquen a la materia, en forma de trabajo
adaptativo y transformador (del sílex al silicio), o al espíritu, en
forma de conocimientos efectivos (lenguaje, rituales, artes,
escritura…). Pues eso que llamamos técnica, la téchne que revela
habilidad, pericia, comprensión, entusiasmo, persistencia… permite
pasar de una representación psíquica (imagen o idea) a un producto
material (instrumento, máquina, objeto) y espiritual (conocimiento de
pautas y relaciones, moral).
Desde un punto de vista psicológico, individual, la
creatividad puede entenderse como el modo en que lo inconsciente se
hace consciente a través del símbolo. Pero de nada vale esa creatividad
si no encuentra su acomodo y sentido dentro del ámbito social. Pues
todo individuo forma parte de un grupo que asegura su supervivencia,
sea grupo natural y cultural. Sus ocurrencias parten de lo vivido en el
interior de un orden simbólico y dentro del conjunto de relaciones
(amorosas y hostiles, familiares y sociales), respondiendo a esas
necesidades sociales de supervivencia, vida buena y cambio.
Conviene entender la creatividad en todos los
órdenes de su aplicación. Como hecho natural continuo, necesario para
la maduración personal y la evolución social, y como expresión del
espíritu absoluto hegeliano (filosofía, ciencias, artes, religiones) en
su despliegue. La creatividad no queda reducida pues a las artes,
ya que está presente en todas las esferas de la vida y es un rasgo de
cada personalidad singular. Ceñirla a las vidas de los individuos más
creativos puede ocultar esa fuerza en cualquiera, manifestada en la
vida cotidiana y cuya expresión más evidente son los sueños. Puede
decirse que la creatividad es el núcleo de la libertad personal, de la
singularidad. Por eso, su coartación o manipulación genera malestar y
falsedad. Y su cuidado, bienestar y congruencia.
Alimentar esa creatividad natural mediante la
información sobre el mundo externo y la exploración del mundo interno
es la vía más segura para el equilibrio psíquico, esto es, la capacidad
de hacerse con los conflictos vitales, internos y externos, y la
productividad
Enrique Galán Santamaría
Febrero 2018
|