Tema del Mes > Marzo 2006 |
Carta al Editor Por Max
Echevarría
Señores: Hay cosas que son símbolo de lo mal que andamos. Por ejemplo, tomemos al pan de El Globo. Desde que El Globo dejó de ser una empresa familiar de los señores Laposse y fue adquirida por los intereses del señor Slim y más tarde por Bimbo, de los señores Servitje, a mí me parece que se sacrificaron el sabor, las recetas y la frescura tradicionales, en aras de la industrialización y masificación. Puede usted constatar que hay muchas más sucursales de El Globo. Han brotado por todas partes y deberíamos estar muy contentos de que las haya, pero es notorio -todo el mundo me lo confirma- que el pan no es el mismo de antes, ni los famosos Garibaldis, ni las Magdalenas están hechas con la misma receta, ni el pan dulce está realmente fresco. ¿A quién reclamarle cuando el Croissant que compré con la ilusión de toda una vida, no es de ese día (y se nota)? ¿O cómo expresar la frustración de experimentar que el Brioche del Globo ya no resulta tan diferente del que puedes comprar en la panadería del Wal-Mart o del Sam's (hechos con "auténtica mantequilla", según estos mega-establecimientos nos presumen)? No me resigno a la pérdida personal que todo esto representa. Por ejemplo, me duele ya no encontrar en El Globo al famoso gâteau Saint-Honoré que antes comprábamos para las ocasiones especiales, bañado de azucar cristalizada convertida en una hilatura transparente, con su borde hecho de choux rellenos de crema pastelera de vainilla y chocolate, un verdadero mosaico de crema bicolor contenida en una costra de pâte frissé o feuilleté de inmejorable factura, ¡qué locura era aquello!. Pero resulta mucho más reprobable que el glaseado que precede a la aplicación de los chochos de los Garibaldis ya no posea el recuerdo agridulce de la mermelada de chabacano. Y más penoso me resulta degustar una Magdalena de evocación proustiana, sólo para encontrar que su resequedad delata la hechura de antier y la trampa de hoy, ¡qué miopía!. En fin, que ruego a usted publique esta nota, con la esperanza de que esta sentida queja caiga en tierra fértil y así logremos que las cosas regresen a su lugar. |